Mucho antes de eso ya habrás hecho dos cosas bastante importantes: una de ellas, elegir tu outfit. Algo en Marsala, quizá, porque si el Pantone dice que va a ser el color de 2015 tú lo tienes que llevar antes de que sea mainstream. Si eres chico, puede que optes por resaltar tu lado lumbersexual con tu mejor camisa de cuadros, tus mejores botas de montaña y tu mejor hacha, que además te resultará muy útil para cortar el pan de pueblo. La otra cosa importante es preparar la playlist. Para ello, seguirás todos los pasos recomendados por los profesionales de los eventos, asegurándote en todo momento de que se reconoce tu buen gusto musical.
Tú, amigo, amiga, tú lo que pasa es que VAS DE GUAY. ¿A quién quieres engañar? Hasta hace un par de años no sabías ni lo que era el Pantone, has tenido que googlear "lumbersexual" y te has copiado media playlist de la pestaña "descubrir" del Spotify porque en el fondo no te gusta la electrónica indie. A nadie le gusta. Eres una persona normal y eso está bien. Vale, seguramente sí te gustan las albóndigas porque a quién no le van a gustar, son carne picada con forma de bola, pero todo lo demás (salvo quizá el pan de pueblo) es una farsa. Y yo te digo: ¿es eso lo que quieres? ¿Una corte de aduladores que solo se acerque a ti porque pareces cool? Eso no es verdadera amistad. Déjame que te diga lo que tienes que hacer si quieres separar el grano de la paja y darte cuenta de quiénes son tus verdaderos amigos. Dales VERGÜENZA AJENA.
Atención. Tres premisas fundamentales, solo tres:
1) Sé radicalmente inadecuado. Por ejemplo, si habías pensado empezar con una cena tranquila y un poco de charla, sorprende con algo inesperado. Sugiero dar la bienvenida a tus invitados con algo totalmente fuera de lugar y dos datos fundamentales sobre ti: 1) te gusta la pachanga y 2) sí, veías Operación Triunfo, ¿y qué? Hello, my friends!:
Alternativamente, puedes marcarte un Pablo Iglesias mientras sirves las albóndigas (las albóndigas son lo único que merece la pena de tu planificación inicial) y arrancarte cantando algo de la Mandrágora con la excusa de que vivimos una época de cambio y vuelve la canción protesta. Piensa que tú no tienes al lado a Javier Krahe y que vas a tener que cantar a capella, lo cual lo hará todo un poco más ridículo:
Por motivos personales, y al margen de la música, me resulta especialmente entrañable la opción de intentar pelearte a manotazos con tus invitados. Si no les gusta, son unas mierdas secas y no merecen tu amistad. Y ya está:
2) Presume de síndrome de Peter Pan. Que se note que, aunque hace tiempo que te quitaste las fotos de la Superpop de la carpeta, sigues sabiendo lo que le gusta a la chavalería. Asegúrate de decir en voz alta "esto es lo que le gusta a la chavalería". Asegúrate de decir "chavalería". Pon algo de Auryn y asegúrate de corear el estribillo. Si te preguntan quiénes son Auryn di que los One Direction españoles. Si te preguntan quiénes son One Direction, vuelve al paso anterior: "lo que le gusta a la chavalería". Has triunfado:
Que no te parece suficiente Auryn, por lo que sea. Vale. Hay más opciones. Recomiendo a Abraham Mateo, el Justin Bieber gaditano, y su infalible combinación de laísmos y Spanglish. No diré nada más:
¿Que tampoco? Da el paso definitivo y pon algo de Gemeliers. Los Gemeliers son como un libro de Ira Levin en versión canción ligera. El futuro distópico de la música española. Pero tú ponlos. di que hay que apostar por la gente que está haciendo cosas nuevas. Y quédate tan ancho:
3) No tengas miedo al ridículo. Aquí hemos venido a jugar. Si quieres triunfar en tu misión, tienes que estar dispuesto a todo. Y eso incluye bailar. Bailar ASÍ o morir:
Ten en cuenta que al final de esta reunión puedes ser que nadie te vuelva a llamar. Pero si alguien lo hace, ten por seguro que será una persona con la que podrás contar para el resto de tu vida. Vas a tener que exponerte, el reto es grande pero también la recompensa. Y recuerda que la vergüenza ajena (como bien sabe A., responsable intelectual de este post) SIEMPRE es tendencia. La vergüenza ajena es democrática y no entiende de clases sociales. Si dar vergüenza ajena fuera tan malo, ¿lo intentaría Beyoncé? Yo creo que no. Así que... ¡suerte!
Clap clap clap! Ovació!
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