sábado, 1 de diciembre de 2012

Él

Démosle un respiro a la autorreferencialidad. Ya dije hace un tiempo que no quería que este blog viviera despegado de la realidad, no se puede dar la espalda al mundo (aunque te lo pida el cuerpo). A veces la actualidad se impone, y por más que quisiera no puedo sustraerme de lo que está pasando en España en estos últimos tiempos. No me refiero a las previsiones de la OCDE para 2013, ni a la huelga de la sanidad madrileña, ni a las tasas judiciales. Hablo del fenómeno por excelencia, del hombre, ya casi el mito: hablo de Melendi.

el milindri

Todo era tranquilidad, recortes presupuestarios, reyes que comían huevos fritos y telenovelas de sobremesa de inspiración vintage en el país de los conejos, hasta que un día el huracán Melendi sacudió el panorama musical y mediático de la corte. Ramón Melendi no era ningún desconocido, pero hace unas cuantas noches se convertía en perejil de todas las salsas (o trending topic, que para el caso es lo mismo) merced a un incidente digno de figurar en los medios culturales junto al más alto reconocimiento literario en lengua española.

el pais cultura

Sí, Caballero Bonald había ganado el Cervantes, pero a lo que vamos, y resumiendo para quien no conozca el tema: uno de los participantes de La Voz dejó en directo el talent show en el que Melendi ejerce de coach vocal (sí) por discrepancias con este y otros motivos como haber sido privado de asesoramiento estilístico (lo cual, a la vista del outfit que lucía nuestro héroe en ese momento, debería considerarse discriminación positiva). 

americana

Y aún hay más. Un día después Melendi se convertía en Hombre del año para la revista Men’s Health (chúpate esa, Caballero Bonald). Pero, ¿quién es Melendi, ese hombre que ahora saborea las mieles del éxito, capaz de conmocionar a un país y despertar los más bajos instintos sin levantarse de su silla? Su web oficial no ofrece muchos datos biográficos, pero para eso están sus fans, los “guerreros”: Ramón Melendi Espina nació “allá por el año 1979” (más-menos), creció, le echaron del instituto, se recorrió todos los garitos de Oviedo (estoy resumiendo tal cual del contenido de su fanpage oficial) y en 2001 comienza su carrera musical. En 2003 publica su primer disco, Sin noticias de Holanda, con exitazos rumberos que lo petaban, pero que lo petaban de verdad, como Sé lo que hicisteis. Perdonad que no lo escuche con vosotros, hay una parte en concreto, en la que dice “dejarían de esitir tus ojito verdes” que hace que me salgan ronchas.


Poco a poco Melendi va definiendo su estilo, dejémoslo ahí, sin perder de vista sus esencias. Una constante en la carrera de nuestro hombre es su predilección por las referencias fílmicas. Y junto a esto, el hecho de que sus gustos cinematográficos son casi tan inquietantes como los de un conductor de autobús. Melendi es capaz de pasar del terror adolescente a la comedia romántica en lo que tardan en cortarse unas rastas y ponerse un poco de gomina – la evolución capilar corre paralela a la artística. Novia a la fuga fue uno de los singles de su segundo disco, Que el cielo espere sentao (acabado en –ao, 2005). Traje blanco. No diré más.


El año 2006 trae un nuevo disco, Mientras no cueste trabajo, y una gira a lo largo de la cual ocurre LA FATALIDAD: en 2007, Melendi se bebe todo el mueble-bar de la sala VIP del aeropuerto (yo me lo imagino así) y la lía pardísima en un vuelo con destino México, hasta el punto de que el piloto (mayday, mayday, mayday) se ve obligado a regresar a Madrid. El gracejo popular es cruel y el incidente generó muchos chistes, pero a Melendi le cambió la vida. Tanto que acabó cortándose las rastas que le quedaban y, con el tiempo, incluso planchándose el pelo, un paso que ningún hombre debería dar sin supervisión. En cuanto a su estilo musical, la evolución hacia el rock (o lo que sea) se va moldeando en Curiosa la cara de tu padre (2008) y Volvamos a empezar (2010). En este último encontramos temas mucho más maduros, como Barbie de extrarradio. Personalmente, me parece impagable la línea "tú subes como la marea, yo bajo como la tensión". Carne de gallina.


Todo este periplo estético-artístico desemboca en Lágrimas desordenadas (2012), según su web “el disco más redondo de su carrera” – ¿frases manidas? ¿dónde, dónde? –, su consagración y su elevación a los altares de la música popular, materializada en su participación como coach en La Voz y su omnipresencia en los medios de comunicación. Podrán criticarle, pero un señor que se atreve a llevar una americana de manga corta sin sonrojarse, que bautiza a una canción como Tu jardín con enanitos y se queda tan ancho, puede hacer lo que le dé la gana. Incluso destrozar I want to break free junto a Malú. Y es asi.


Para A., que aprecia a Melendi en su justa medida.

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