jueves, 6 de junio de 2019

El silencio loco

Hola, qué tal. Es una presentación pésima pero es lo que le dirías, con la boca pequeña, a alguien con quien llevas cinco años sin hablar. Yo llevo cinco años sin hablar con este blog. No hacía falta que volviera a hacerlo, lo sé, nadie lo había pedido, pero soy de esas personas que tienen una necesidad casi absurda de clausura y cinco años en coma son más que suficientes para cualquiera.

Releer cosas que has escrito hace tanto tiempo tiene una parte divertida, pero  cuidado con hacerse daño, porque el impacto puede ser duro. Es como abrir una cápsula del tiempo - esto en realidad me lo imagino porque solo lo he visto en las películas americanas, en España no somos nada de eso - y encontrarte la típica foto en la que tienes la cara llena de granos. Y resulta que los granos son un poquito de clasismo, algo de petulancia y, por encima de todo, toneladas de autodesprecio. Cuando leo de nuevo las entradas de este blog me doy cuenta de que ese autodesprecio y mi baja autoestima eran las piedras angulares de Producto Musical Bruto. Por encima del humor y por encima de la música. 

Entre el tono ligero y las chanzas (digo “chanzas” porque soy un personaje de El secreto de Puente Viejo), os lo aseguro, hay ansiedad, rabia, miedo al abandono y a no saber gestionar las propias emociones y las relaciones humanas. Todo el fango. Este blog nunca ocultó, aunque no sé si alguien se lo tomaba en serio, que era una forma de terapia y, nada casualmente, entró en hibernación cuando las cosas se pusieron serias y empecé a ir realmente a terapia. Entender lo que te pasa y por qué te pasa, el musical.

Aquí he escrito sobre economía, política, cine, las Spice Girls y Eurovisión, y sobre muchas más cosas que jamás habría pensado que le interesaran a nadie más que a mí. Efectivamente, me di cuenta de que así era: no le interesaban a nadie más que a mí. Pero oye, hazles reír. He hablado de la amistad, del amor y sobre todo de música, que es otra forma de amor. Lo he pasado muy bien, y a veces he sido hasta feliz, convirtiendo mis mis obsesiones en textos. Pero no he venido aquí a hablar de mi libro. 

En realidad, sí. He venido a matarlo.

Podéis pasearos por los posts antigüitos, 
¡la mitad de los enlaces no funcionan y es como visitar unas ruinas romanas! :D

Este blog, que nació antes de la última explosión del reggaeton, que no llegó a saber lo que era el trap y que ni siquiera conoció los fenómenos OT 2017 y Rosalía, se ha quedado viejo. Pero no viejo de época. Viejo de cansancio. Recuerdo que cuando escribí el primer post era verano, yo era una enfermera reciente que aún se sentía una comunicadora audiovisual infiltrada. Acababa de conocer a Ana (se acabaron las iniciales), a Paula, a Silvia y a Flor, y francamente, quería parecerles guay porque ellas lo me lo parecían a mí, mucho. Así que, como al parecer nunca he pasado de los catorce años, se me ocurrió esto. Debieron pensar que era relativamente guay porque todavía me toleran. Y poco a poco, el blog se convirtió en una rutina que me obligaba a expresarme por escrito, a crear cosas con palabras, que es lo que más libre me hace sentir y también lo que más miedo me da en el mundo.
Pasé un calor indecible aquellos meses de final de verano (en Valencia el verano dura mucho) escribiendo esto en mi salón sin ventilación. Aprendí a convertir la autoflagelación en humor. Y cuando Ana se fue a Londres, donde ya vivía Flor, sentí que no estaba tan lejos si podía leer lo que yo escribía. Lo mismo que cuando Gaetano se fue a Bruselas, o cuando Carlos se fue definitivamente a Madrid. Me sentí más cerca de vosotros porque me contábais que os hacían reír las cosas que escribía. Conocí a Inés, que como yo tenía una temporada larga de querer irse a vivir a Marte. Y me enteré de que me leía gente a la que yo no conocía, que era algo que me parecía muy loco. Para entonces ya era invierno, y después pasaron ocho o nueve temporadas más. O las que sea, porque con el calentamiento global pues ya ni sabes, chica; en fin, pasaron casi tres años.


Luego algo se cruzó por mi cabeza y ya no me sentí capaz de escribir nada ni de hacer reír a nadie. Cosas que pasan. Nada grave. Nada leve, tampoco, teniendo en cuenta que no me he podido poner delante de un teclado en cinco años. La ansiedad, el miedo, el autodesprecio, siguen ahí, pero ahora los tengo localizados. A veces las estrategias de control fallan y esa semana toca apocalisis y todo es como los váteres de un festival de verano el último día de conciertos. Pero luego me doy cuenta de que soy muy afortunada porque al final (casi) todos seguís ahí. A pesar de mis metáforas. A pesar de todo, todos hemos superado ese 2012 de incendios e incertidumbres. Yo sigo riéndome de mis mierdas, y seguiré celebrando la música con todos sus horrores, que nunca lo son realmente. Pero no aquí. Aquí es donde muere PMB. 

Viva forever.




martes, 9 de diciembre de 2014

Come as you are (de albóndigas y amistad verdadera)

Hola, amiga. Hola, amigo. ¿Eres de esos a los que les gusta organizar fiestas en casa? Seguro que sí. Creas un evento en Facebook (solo para invitados, porque ya te sabes aquello de la chica holandesa a la que se le fue de las manos y la lió parda), afirmas que va a ser el acontecimiento del año y anuncias con magnanimidad que tú pondrás la comida - que es una forma sutil de decir que el que no se traiga puesta la bebida se va a tener que hacer los gin tonics con Nenuco.

Si eres muy profesional, si realmente quieres triunfar, es posible que vayas a una tienda de esas de escandichorradas y compres cositas de decoración con motivos hipsters y modernos, como bigotes con las puntas rizadas, bicicletas o alces (si hay un animal moderno ese es el alce). Después buscarás unas cuantas recetas de albóndigas en internet (sí, nenes, las albóndigas ahora molan, si no lo sabíais podéis agradecérmelo en la sección de comentarios), comprarás pan de pueblo (que es otra cosa que ahora lo peta), unas patatas fritas y puede que prepares algo con vegetales frescos, como un guacamole o una ensaladita con con unos toques frutales para que tus invitados vean que eres una persona que se cuida - ese tipín no se va a mantener solo.

Mucho antes de eso ya habrás hecho dos cosas bastante importantes: una de ellas, elegir tu outfit. Algo en Marsala, quizá, porque si el Pantone dice que va a ser el color de 2015 tú lo tienes que llevar antes de que sea mainstream. Si eres chico, puede que optes por resaltar tu lado lumbersexual con tu mejor camisa de cuadros, tus mejores botas de montaña y tu mejor hacha, que además te resultará muy útil para cortar el pan de pueblo. La otra cosa importante es preparar la playlist. Para ello, seguirás todos los pasos recomendados por los profesionales de los eventos, asegurándote en todo momento de que se reconoce tu buen gusto musical.

Tú, amigo, amiga, tú lo que pasa es que VAS DE GUAY. ¿A quién quieres engañar? Hasta hace un par de años no sabías ni lo que era el Pantone, has tenido que googlear "lumbersexual" y te has copiado media playlist de la pestaña "descubrir" del Spotify porque en el fondo no te gusta la electrónica indie. A nadie le gusta. Eres una persona normal y eso está bien. Vale, seguramente sí te gustan las albóndigas porque a quién no le van a gustar, son carne picada con forma de bola, pero todo lo demás (salvo quizá el pan de pueblo) es una farsa. Y yo te digo: ¿es eso lo que quieres? ¿Una corte de aduladores que solo se acerque a ti porque pareces cool? Eso no es verdadera amistad. Déjame que te diga lo que tienes que hacer si quieres separar el grano de la paja y darte cuenta de quiénes son tus verdaderos amigos. Dales VERGÜENZA AJENA.



AtenciónTres premisas fundamentales, solo tres:

1) Sé radicalmente inadecuado. Por ejemplo, si habías pensado empezar con una cena tranquila y un poco de charla, sorprende con algo inesperado. Sugiero dar la bienvenida a tus invitados con algo totalmente fuera de lugar y dos datos fundamentales sobre ti: 1) te gusta la pachanga y 2) sí, veías Operación Triunfo, ¿y qué? Hello, my friends!:


Alternativamente, puedes marcarte un Pablo Iglesias mientras sirves las albóndigas (las albóndigas son lo único que merece la pena de tu planificación inicial) y arrancarte cantando algo de la Mandrágora con la excusa de que vivimos una época de cambio y vuelve la canción protesta. Piensa que tú no tienes al lado a Javier Krahe y que vas a tener que cantar a capella, lo cual lo hará todo un poco más ridículo:


Por motivos personales, y al margen de la música, me resulta especialmente entrañable la opción de intentar pelearte a manotazos con tus invitados. Si no les gusta, son unas mierdas secas y no merecen tu amistad. Y ya está:



2) Presume de síndrome de Peter Pan. Que se note que, aunque hace tiempo que te quitaste las fotos de la Superpop de la carpeta, sigues sabiendo lo que le gusta a la chavalería. Asegúrate de decir en voz alta "esto es lo que le gusta a la chavalería". Asegúrate de decir "chavalería". Pon algo de Auryn y asegúrate de corear el estribillo. Si te preguntan quiénes son Auryn di que los One Direction españoles. Si te preguntan quiénes son One Direction, vuelve al paso anterior: "lo que le gusta a la chavalería". Has triunfado:


Que no te parece suficiente Auryn, por lo que sea. Vale. Hay más opciones. Recomiendo a Abraham Mateo, el Justin Bieber gaditano, y su infalible combinación de laísmos y Spanglish. No diré nada más:


¿Que tampoco? Da el paso definitivo y pon algo de Gemeliers. Los Gemeliers son como un libro de Ira Levin en versión canción ligera. El futuro distópico de la música española. Pero tú ponlos. di que hay que apostar por la gente que está haciendo cosas nuevas. Y quédate tan ancho:



3) No tengas miedo al ridículo. Aquí hemos venido a jugar. Si quieres triunfar en tu misión, tienes que estar dispuesto a todo. Y eso incluye bailar. Bailar ASÍ o morir:


Ten en cuenta que al final de esta reunión puedes ser que nadie te vuelva a llamar. Pero si alguien lo hace, ten por seguro que será una persona con la que podrás contar para el resto de tu vida. Vas a tener que exponerte, el reto es grande pero también la recompensa. Y recuerda que la vergüenza ajena (como bien sabe A., responsable intelectual de este post) SIEMPRE es tendencia. La vergüenza ajena es democrática y no entiende de clases sociales. Si dar vergüenza ajena fuera tan malo, ¿lo intentaría Beyoncé? Yo creo que no. Así que... ¡suerte!


jueves, 5 de junio de 2014

Europe's living a celebration (la fiesta de la democracia)

Querido diario: 
Hace mucho tiempo que no escribo porque mi vida es tediosa como un maratón de discursos de Mariano Rajoy, pero esta vez tengo que contarte una cosa muy importante. Hasta ahora no era una persona completa. O sea, persona física sí y persona jurídica también, pero bueno, querido diario, no me líes. Que no era yo una persona completa. Pero el otro día ya sí. El otro día FUI A VOTAR.

democracy party

No es que no hubiera votado nunca, ojo. Que yo he votado en todas las elecciones que se han celebrado desde que alcancé la mayoría de edad. En todas las locales, autonómicas, generales y europeas, y porque no me dejan votar en otros continentes. Pero siempre por correo. No sé por qué. Creo que es una especie de pereza anticipatoria que desencadena en mí una reacción paradójica, esto es: la anticipación de la pereza que me va a dar ir a votar el día de las elecciones hace que, sistemáticamente y desde hace más de diez años (dejémoslo ahí) me pegue el palizón de ir a Correos, solicitar la documentación y, una vez recibidas las papeletas, volver a Correos para mandar mi voto, lo que constituye un patrón de comportamiento totalmente contradictorio. En fin, eso y que me quedo con las papeletas para hacer la lista de la compra (truqui democrático).

Pero este año, por razones diversas que te explicaré más adelante, querido diario, me pilló el toro y tuve que acudir a mi colegio electoral. Y esta vez sí, rodeada de urnas, cabinas de votación y alegres electores, pude comprender el entusiasmo de quien vive la democracia por primera vez:


Pero no te voy a mentir, querido diario: yo no iba a votar. No es que lo mío fuera una abstención convencida, simplemente estaba desmotivada. Está el panorama político muy triste, ya ni siquiera se componen canciones electorales con gancho como esta:


De hecho, el único partido que este año contaba con una canción oficial para su campaña era el Movimiento RED de Elpidio Silva. Y llámame superficial, pero a mí esto tampoco me motivaba:


Y así pasaban los días, entre la abulia y la indecisión, hasta que un día, hablando con P., votante convencida, decidí revisar los programas de todos los partidos (incluso el de VOX, por qué no, por diversión o por interés morboso, una es así). Pero, casualidad o serendipia, querido diario, una gastroenteritis se cruzó en el camino de la democracia, dejándome fuera de combate para mi ansiada revisión programática y lanzándome de nuevo al pozo de la desidia. No somos nadie. 

Pero bueno, querido diario, no te creas que mi convalecencia fue en vano. Durante mi reclusión forzosa tuve contactos con la troika-pero en bien (¿te acuerdas de la troika-pero en bien? Es que últimamente me dejaban muy a mi aire), en referencia a las elecciones europeas. Concretamente F., que también es votante convencida, me animaba a ejercer mis derechos como ciudadana de la UE y me recordaba que ya era hora de vivir una electoral experience a la antigua usanza:


Paralelamente, también mantuve una reunión al más alto nivel con mi grupo de ideólogos de cabeceraA., C., G., I. y M., con los que compartí, así en conjunto, la jornada de reflexión, porque yo no soy muy de reflexionar si no me fuerzan a ello. En cualquier caso, y una vez tuve decidido mi voto, solo me faltaba por superar un último escollo: encontrar mi colegio electoral. Como nunca había ido físicamente a votar y no me había llegado la tarjeta censal, me la jugué, a lo loco: me dirigí al colegio más cercano a mi residencia (bueno, a  mi anterior residencia, querido diario, da igual, no me hagas contarte mi vida). Y no acerté a la primera, con lo cual hice un poco el ridículo, pero sí a la segunda. Eso sí, la entrada al sactasanctórum electoral fue un poco decepcionante. Yo esperaba que la fiesta de la democracia fuera algo así:


Y me encontré con algo más bien de este palo, más que nada por la media de edad de los electores:


Al entrar en el colegio electoral, a un lado, había unas mesas en las que se acumulaban papeletas que nadie iba a usar (no daré nombres para no herir susceptibilidades) y que espero que después hayan reciclado. Luego estaban las del PP y las del PSOE, y unas de las que habían puesto menos porque creían que no pero luego sí, que eran las de Podemos. Al otro lado había unas cabinas con una cortinilla, que son como un fotomatón pero que están también llenas de papeletas y sobres, por si uno es vergonzoso. Me fijé en que las papeletas te las ponen desordenadas para que te entretengas un poco en encontrarlas, en plan brain training. También observé que hay al menos cuatro clases de votantes:

1) Los que cogen todas las papeletas de la mesa y se van con ellas a la cabina, para sembrar el desconcierto entre el resto de los electores.

2) Los que se meten directamente en la cabina para preservar al cien por cien el secreto del voto, que es una cosa que me gusta porque soy muy del secretismo como el KGB.

3) Los que cogen una única papeleta delante de tus morros y la meten en el sobre para que veas lo orgullosos que están de su opción política, que tampoco me parece mal. Si es que a mí todo me parece bien.

4) Los que vienen con el sobre de casa. Esos son votantes muy convencidos o bien personas que vienen con su voto nulo preparado, como este señor o señora:

HOTRO FRANCO

Pero bueno, querido diario, el caso es que al final acabé introduciendo mi voto en la urna, que es lo que interesa. Me sentí realizada como ciudadana. Jajajajaja, no, es broma, querido diario, pero me hizo ilusión porque no había salido de casa en tres días. También me lo pasé muy bien con los resultados electorales, porque me recuerdan mucho a Eurovisión, y más en este caso. Ah, y me enteré de que vuelve a ser moderno saberse las canciones de Quilapayún:


Y eso, querido diario, que me apetecía contártelo, porque en esta vida no todo es ver vídeos de la Tigresa del Oriente, también hay tiempo para el compromiso y la seriedad. Porque la política europea es cosa seria:

lunes, 19 de mayo de 2014

Viva forever (II)

Como decíamos en el post anterior, NO, Forever no fue el fin de las Spice Girls (habría sido irónico, con ese título)... pero casi. Sin llegar a ser una debacle, el tercer disco de la banda no llegó a cuajar, y "alguien" se lo debía ver venir, porque quien más, quien menos, todas ellas aprovecharon el parón de 1998-1999 para ir buscándose las habichuelas por su lado. O dicho de otra manera, para comenzar una carrera en solitario, con desigual fortuna. A saber:

Mel C comenzó su andadura en solitario colaborando con Bryan Adams en When you're gone, un tema que - corregidme si me equivoco - lo sigue petando en Kiss FM:


- Mel B lanzó en 1998 su primer sencillo como solista, I want you back, con la participación de Missy Elliott, en el que fue su primer éxito y, siento adelantar acontecimientos, también el último:


- Emma Bunton colaboró en 1999 con Tin Tin Out en una versión de su canción What I am, que posteriormente formaría parte de su primer álbum en solitario, A girl like me (2001).


- Victoria Adams se casó con David Beckham.


Mientras tanto, Geri Halliwell (que ya volaba sola desde 1998) tiraba de herencia hispánica y sex appeal (?) para forjar propia leyenda, jalonada de exquisitas piezas como la gran Mi chico latino ("¡Ay! Qué sueño, dolce y pequeño / yo no sé, yo no sé / perro no es un cuento / mi corrazón con torrmento / chico latino te quiero / o simplemente deseo / yo lo sé el camino / es una sueño latino"):


En 2000 Mel B, Mel C, Victoria y Emma volvían con Forever en una especie de sí pero no, y en 2001 el grupo se disolvía definitivamente. ¿Definitivamente? No del todo. El mundo no podía vivir sin las Spice Girls. Los fans reclamaban su vuelta. El Imperio Británico reclamaba su vuelta. PJ Harvey (en Glastonbury 2004) reclamaba su vuelta:

PJ Harvey

Y algunas de las Spice estaban caninas, por qué no decirlo, así que... 

Vuelven las Spice Girls (por segunda vez) 
En 2007 todas las componentes del grupo, incluida Geri Halliwell, decidieron reunirse para una gira final de despedida con la que pretendían resarcir a sus fans de su abrupto adiós y cerrar definitivamente el ciclo de la girl band. Así que, ni cortas ni perezosas, grabaron una canción de bye bye - Headlines (Friendship Never Ends) y se hicieron un tour por medio mundo para demostrarnos que aún eran esas HAMIJAS pizpiretas que habían conquistado nuestros corazones.

BIBAH forever

Pero al parecer esta última gira no fue suficiente despedida para las Fav Five, quienes, henchidas de patriotismo y espíritu olímpico, decidieron prepararse para una nueva aparición estelar en los Juegos Olímpicos de Londres, en lo que me gusta denominar como (necesito redoble)...

El tercer advenimiento de las Spice Girls
Ya sé que esto está teniendo muchos apartados, no es culpa mía si estas muchachas no ven el momento de retirarse forever, dejadme vivir. En Londres 2012 se batieron récords míticos como el de los 100 metros lisos, y otros, de los que quizá se ha hablado demasiado poco, como el de mamarrachismo. La ceremonia de clausura de los Juegos, un evento en el que la Gran Bretaña pretendía presumir de variedad musical (como Cadena 100), se convirtió en una mezcla bastante sui generis, con un sonido bastante deficiente, en la que lo mismo valían los Beatles que Jessie J, lo mismo David Bowie que One Direction y, como guinda final, la re-reunión de las Spice Girls para la ocasión. Impaguéibol:


No sé muy bien qué pasaría tras esta re-reunión, lo típico, supongo, "pues ya te mando yo un whatsapp si eso", "si te pasas por LA avísame y nos tomamos un café" y esas cosas. El caso es que, unos meses después, las Spice volvían a reunirse, esta vez para amadrinar la presentación del musical subre su carrera: Viva forever. El musical, que cosechó unas críticas bastante negativas (malditos haters) y que ahora me arrepiento de no haber ido a ver, estuvo en cartel apenas unos meses, cosa que no me explico viendo el tráiler:


¿Qué fue de... las Spice Girls?
Lo siento, no podía resistirme a utilizar este título, siempre he querido hacer un "qué fue de". Pues bien, Mel C había comenzado a explotar su lado malote en Northern Star (1999), un disco medio rockero, medio no se sabe muy bien qué que alcanzó un éxito considerable. En 2003 había llegado Reason, Beautiful Intentions en 2005, This time en 2007 y The sea en 2011. No, no los he oído todos, por quién me tomáis, lo he sacado de Wikipedia. Y si lo que dice Wikipedia es cierto, Melanie C es la más exitosa de las Spice Girls y la única artista femenina que ha alcanzado el número 1 de Inglaterra como parte de un quinteto, un cuarteto, un dúo y en solitario. BOOM. Lo último que hemos conocidode ella es esta tediosa bonita balada grabada en 2012 con su compañera Emma Bunton:


Melanie Brown, por su parte, había sido despedida de Virgin en 2000 por el escaso éxito de su disco Hot (2000)(¿cómo os creéis que se ha comprado Richard Branson una isla y una flota de aviones? Pues ya os digo que haciendo obras de caridad NO), tras lo cual encaminó sus pasos hacia el mundo de la interpretación, tanto en cine y televisión como en el teatro, alcanzando su mayor éxito con el papel de Mimi en R.E.N.T. En 2005 intentó volver a la música con L.A. State Of Mind, que pasó totalmente desapercibido, y en 2013 hizo un último intento con For once in my life, tirando de jamonismo en el videoclip para atraer se nuevo a sus fans, pero ni por esas. Ya no, Mel B, ya no.


Emma Bunton había intentado desde sus comienzos en solitario deshacerse de su imagen infantil con A girl like me (2001), al que siguieron Free me (2003) y Life in mono (2006). Poco que mencionar sobre la carrera post-Spice de Emma, aunque personalmente aprecio la dignidad de sus intentos. Emma, doble golpe en pecho, índice señalándote - RESPECT:


Victoria (ahora Beckham) no se llegó a comer jamás una rosca en el mundo de la música, pero su carrera como diseñadora está en pleno apogeo gracias al apoyo de grandes de la moda como Karl Lagerfeld. Como dato de interés, Victoria es capaz de diseñar y correr en la cinta, CON TACONES, al mismo tiempo. Nada más que añadir.

VB

Oh, sí, Geri Halliwell. Aparte de unos cuantos éxitos musicales (algunos bastante sonados, como su versión de It's raining men para la banda sonora de El diario de Bridget Jones y algunas apariciones en programas de televisión, Geri, mujer del renacimiento, escribió una serie de relatos infantiles protagonizados por Ugenia Lavender, un personaje inspirado en ella misma porque uno tiene que escribir sobre lo que conoce, no por egocentrismo. En 2010 Geri anunciaba su regreso al mundo de la música y, como me apetece terminar este post a lo Pulp Fiction, en plan circular, creo que deberíamos volver a escuchar su último éxito, una genialidad inexplicablemente ignorada por el gran público, Half of me. Viva forever (and ever).

jueves, 15 de mayo de 2014

Viva forever (I)

Hay cosas que no se planean, pero pasan porque tienen que pasar. Hace unas semanas, mientras buceaba en los comentarios de un artículo de The Guardian sobre Hello Kitty, de Avril Lavigne, y otros despropósitos en el mundo del videoclip (acertadamente recomendado por A., que sabe de qué pie cojeo) descubrí una perla que no tiene nada que ver con Avril (ella merece un post aparte) y que hasta aquel momento había permanecido ignota para mí, oculta en los recovecos de YouTube:


Geri Halliwell y su temazo Half of me me llevaron inevitablemente a emprender una exhaustiva investigación a partir de la cual PMB recupera su sección de monografías y con la que pretendo rendir homenaje a una de las bandas más grandes de la historia del pop universal: las Spice Girls. Al lío. Echando cuentas, TODOS los que tenéis más de 25 años habéis vivido de manera consciente el fenómeno Spice Girls en todo su esplendor. Los que tenéis entre 25 y 20, si es que este blog tiene algún lector en esa franja de edad, habréis oído hablar de ellas. Si tenéis menos de 20, no os ajunto. En cualquier caso, recordemos brevemente la trayectoria de las Fab Five.

Corría el año 1994 cuando Chris y Bob Herbert, a la sazón padre e hijo, managers de profesión y listos cual ardillas, decidieron dar una respuesta femenina a la moda de las boy bands que la petaban en aquel momento, léase Boyzone, East 17Take That antes de que Robbie Williams los mandara a la mierda y mucho antes de que Gary Barlow empezara a evadir impuestos (Dios mío, este post está adquiriendo tintes de regresión). Para conseguir su propósito de dominar el mundo (del pop) el primer paso era conseguir a sus futuras estrellas. Tras un multitudinario casting al que se presentaron cientos de candidatas, y después de algunos avatares en los que no me extenderé (para ello tenéis la cuasitesis doctoral que algún friki - más friki que yo - ha escrito en Wikipedia), la alineación definitiva quedó compuesta por las archiconocidas Victoria Adams, Melanie Brown, Melanie Chisholm, Geri Halliwell y Emma Bunton. La flor y nata del Imperio Británico.

BIBAH forever

Lo que más molaba de las Spice Girls es que cada una tenía una personalidad diferente a la de las otras y un apodo, como los superhéroes y la gente de los pueblos. A saber: Victoria era Posh Spice (la pija, que teóricamente era elegante, no sé muy bien para qué estándares); Geri era Ginger Spice (la pelirroja, porque era pelirroja, aquí no había muchas ganas de complicarse la vida); Mel C era Sporty Spice e iba siempre con chándal, algo que Karl Lagerfeld tildaría de derrota ante la vida pero que en los 90 era totalmente aceptable, incluso admirable (cuidado con los 90); Emma era Baby Spice, la más infantil e inocente así de aquellas maneras, y Mel B era Scary Spice, por lo que fuera (porque lo scary era el conjunto).

En julio de 1996 comenzó una brutal campaña de promoción que básicamente consistía en colarlas en cualquier medio en cualquier momento y con cualquier excusa. Yo juro que escuché un programa monográfico sobre ellas en Radio 3, y no sé muy bien en qué circunstancias, pero guardo el recuerdo de haber visto esta actuación el mismo verano que descubrí las Pringles en una estancia en Irlanda (hola, yo viví la época pre-globalización), y haber flipado con ello. Con las dos cosas:


El histórico hit Wannabe tenía también, cómo no, su videoclip, un plano-secuencia de 4 minutos (para los neogafapastas que habéis descubierto el plano-secuencia con la escena de los moteros en True Detective, siento decíroslo pero ellas lo hicieron antes), rodado en el St. Pancras Hotel de Londres, que no te podías sacar de la cabeza ni haciéndote lobotomizar:


Tras extender el Girl Power por todo el mundo con su primer disco, Spice, nuestras heroínas se lanzaron en barrena al mundo del cine con la injustamente denostada Spice World (1997), delirante comedia musical heredera de títulos como A hard day's night (1964) o Help! (1965) - con los Beatles no os faltáis tanto, ¿eh? Spice World era una gran broma llena de luz y color (como una falla), incluía intervenciones de estrellazas británicas de todos los tiempos como Gary Glitter, Elvis Costello, Bob Hoskins o Roger Moore, y yo escribí una crítica muy faltona sobre ella en el periódico del instituto porque era joven y pretenciosa y no sabía lo que decía:


El estreno de la película venía precedido del lanzamiento del segundo disco de las británicas, Spiceworld (lo escribieron todo junto para que no se llamara exactamente igual que la película pero vaya, poco esfuerzo creativo hay ahí). La presentación de este segundo disco, con todo el bombo, todo el platillo y toda la expectación de los fans, tuvo lugar en Granada, tierra soñada por su jefe de prensa. Al pie de la Alhambra, las Spice Girls lanzaban al mundo su criatura en medio de unos fastos que hubieran hecho palidecer al mismísimo Boabdil. Antena 3 se hacía eco de la noticia en este reportaje que por sí solo vale más que todo este blog. Atención:


Spiceworld (que no intenten convenceros de lo contrario esos amigos vuestros modernos que ahora se van al Primavera) contenía verdaderas joyas del pop como Stop o la que fue seleccionada como primer single, Spice up your life, cuyo videoclip es como un sueño de Kim Jong-Un si Kim Jong-Un tuviera una banda de chicas (y no entiendo que aún no sea así). Un estado absolutista comandado por las Fab Five. Ni George Orwell lo hubiera hecho mejor:


Pero supongo que la avaricia  rompe el saco, y estos amagos de megalomanía no fueron sino el principio del fin del fenómeno Spice. En 1998 Geri Halliwell dejaba el grupo por diferencias con sus compañeras, lo cual supuso una pérdida irreparable a pesar de la cual el resto de la formación decidió continuar con su carrera. El primer single publicado sin la pelirroja llevó por título Goodbye (sutil, muy sutil) y no creo que lo recordéis porque básicamente no se comió un rosco. El mundo añoraba a la más mamarracha de las Spice:


Poco después el grupo decide tomarse un descanso, del que regresó con un tercer álbum, Forever, que logró colocar un single (Holler) en el número uno de las listas británicas, y poco más. Forever era lo peor que se puede decir de un disco de las Spice Girls: era aburrido. Puede que nuestras chicas intentaran madurar cuando nadie quería que maduraran, o puede, sin más, su momento hubiera pasado. ¿Era el final de la historia de las Spice? Pues NO. Pero el final de la historia no lo contaremos hoy. Stay tuned.