jueves, 6 de septiembre de 2012

Más (o menos) que amigos

Hay un refrán popular que, no me resisto a decirlo, me fascina: “Dios los cría y ellos se juntan”. La expresión alude a la tendencia de los que se parecen a acabar encontrándose y, según el Refranero Multilingüe del Centro Virtual Cervantes (sí, hay de eso, ¿no es maravilloso?), suele aplicarse “a personas de conducta más bien censurable”. No quería yo ir por ahí, pero al leer esto último me pregunté si escribir un blog sobre música extraviada no se podría considerar una conducta “más bien censurable”. Yo misma me respondí: si lo que quieres decir es si la gente va a pensar que eres una friki, sí, lo van a pensar.

Y por un momento me sentí decaída (una vez más). Entonces recordé una conversación reciente con A., que también dedica parte de su tiempo a lo que ella llama “cultura abisal” (Dios los cría…). Pues bien, yo le preguntaba a A. si eso de pasarme el día tarareando canciones de una calidad discutible (porque todo en esta vida se puede discutir) no sería un poco raro, a lo que ella me contestó, así, resumiendo: “no, es bien”. Y como A. resulta ser una de las personas más lúcidas que conozco, pues me quedé tranquila. Esa es, básicamente, una de las funciones elementales de los amigos. Tranquilizarte, descargarte de tus pesares, reconfortarte cuando lo necesitas, hacerte sentir integrado en la sociedad y, por supuesto – en eso basa su éxito Facebook –, apoyarte incluso en tus iniciativas más intrascendentes .

Pero entre amigos también cabe la traición (que se lo digan a Francisco Camps, ya no se puede fiar uno ni de sus colegas del club de tenis), y el mundo de la música no es ajeno a estos dramas cotidianos. Maticemos, la traición no es siempre voluntaria. Eso es lo que sucede en Amigas en común (2012) de Lekvi, un trío colombiano formado por Jairo Rodríguez (Yaro), Ronald Rhenals (Ronny) y Hugo Carvajal (DJ Yerson). Esta historia tiene mala pinta la mires por donde la mires. Ella le da un beso pa’ que él se la vacile, y él tiene novia, pero ella no lo sabe. Y sí, las dos son amigas. Un comienzo así no augura nada bueno. A ver, chicas: 1) os falta comunicación y 2) evitad a este tipo de maromos, que se les ve venir, que luego encima van comentando la jugada con sus compadres y se quejan de estrés. En fin.


Y si había alguna duda de cómo podría acabar todo esto, Camela (ojo, hablamos de Camela, RESPECT) nos trae una potencial segunda parte, Querida amiga (10 de corazones, 2004). Ella, la del beso pa' que él se la vacile, no se había enterado de nada, no, pero un amigo de ella sí, ya sabéis cómo son estas cosas. Este amigo, que otra cosa no será, pero insistente, un rato, se lo advirtió una y otra vez: que él no valora tu cariño, que no te quiere, que hay una tercera en discordia… y ella ni caso, cegada de amor como estaba  – de acuerdo, eso lo podemos entender – , hasta que los vio paseando.  Sea como sea se masca la tragedia, si no, al tiempo. De momento la chica ya se ha llevado el chafón.


Efectivamente, la cosa ya iba mal encaminada, pero imaginaos, como Rebeca (si alguien de más de 25 años no recuerda Duro de pelar es que pasó la segunda mitad de los 90 encerrado en un monasterio cartujo) que todo lo que podía ir mal ha ido mal. La novia del maromo ha descubierto el pastel. Ella, que creía que su amiga era una chica especial en la que podía confiar, con la que podía compartirlo todo, se da cuenta de que así ha sido, tal cual. Y le dice: calla-calla-Cállate ya (Rebeca, 1996). Aquí las cosas se ponen muy feas para la traidora involuntaria porque, encima del disgusto que lleva, su amiga la culpa, en exclusiva, de todo. Mal rollo.


Pero aquí faltan cabos por atar. ¿Quién es realmente ese amigo que ha informado a la incauta? ¿Cómo es que lo sabía todo? ¿No podría ser acaso el compadre del maromo adúltero? ¿Y no podría ser que hubiera hecho todo esto para levantarle a su chica? Como dice el dominicano Luisito el Canchanchán a ritmo de bachata, este tipo, lo que es, es un Mal amigo (Sin miedo, 2011). El círculo de la traición se cierra y esto ya no es un triángulo de amor bizarro, esto es un desmadre.


Seguramente estaréis esperando una moraleja después de todo este cuento. Bueno... en principio yo solo hago la selección musical y escribo los textos, no me encargo de la conciencia de nadie, pero en este caso no está de más recordar que, como decía Truman Capote, la amistad es un trabajo a jornada completa. Mantened contentos a vuestros amigos. Por lo que pueda pasar.

P.S.: C., papá adoptivo de PMB, G., A. y A., bizarre lovers, I., A., M., S., M., M., G., V., A., D. y demás letras del abecedario conocidas y por conocer, queridas y por querer, presentes y ausentes, lectores bonicos: Amigos para siempre. Larga vida y prosperidad.


4 comentarios:

  1. Este post es pura humanidad. Se me ha escapado una lagrimica y tó.

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    1. Es que es refrescar un poco y se nos ponen los sentimientos a flor de piel, en plan otoñal

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